En el hospital Royal Victoria Infirmary (RVI) de Newcastle en Inglaterra hay pacientes que esperan en los pasillos a ser atendidos con infartos, fracturas, resfriados y con COVID-19.

La enfermera jefe Jenny Cain, durante la pandemia estuvo a cargo de una de las salas COVID del hospital. Lo anterior a pesar que su esposo es clínicamente vulnerable ya que se encuentra a la espera de un trasplante de órganos.

«Hubo muchas muertes en las salas COVID fue emocionalmente agotador», mencionó la enfermera. de igual manera, indicó que el personal ya se encuentra muy cansado.

Explicó que debido a la adrenalina continuaron trabajando. Sin embargo, cuando la situación se calmo, todos comenzaron a decaer.

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De igual manera, la enfermera dijo que los pacientes con COVID-19 han disminuido de 70 a 40, lo cual atribuye a los refuerzos de las vacunas.

A pesar de ello, Jenny mencionó que muchos de los pacientes con COVID-19 que ingresan al hospital no están vacunados. Además, con frecuencia piden que se les aplique una dosis «cuando ya es muy tarde».

El pasado 12 de diciembre las autoridades sanitarias de Reino Unido incrementaron de 3 a 4 el nivel de alerta debido a los contagios de la variante Ómicron.

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