Por tercer año consecutivo, el papa Francisco no participó en la tradicional ceremonia del Vía Crucis celebrada este Viernes Santo en el Coliseo de Roma, un evento emblemático que convoca a miles de fieles para conmemorar la crucifixión de Jesucristo.

El Pontífice, de 88 años, continúa en recuperación tras haber padecido una doble neumonía que lo mantuvo hospitalizado durante cinco semanas. Siguiendo recomendaciones médicas, el Papa ha reducido significativamente sus apariciones públicas, incluyendo la procesión al aire libre que recuerda los últimos momentos de la vida de Jesús.

El Vía Crucis en el Coliseo, considerado por muchos un antiguo lugar de martirio cristiano, es uno de los actos más solemnes del calendario litúrgico. Durante la ceremonia, los participantes se turnan para portar una cruz simbólica, recorriendo estaciones en la arena romana mientras rezan y meditan sobre el sufrimiento de Cristo.

A pesar de su ausencia física, el Papa tuvo una participación significativa en esta edición del evento. Según el Vaticano, Francisco redactó personalmente las meditaciones que guiaron la ceremonia, un gesto que ha realizado en contadas ocasiones durante sus 12 años de pontificado.

El Santo Padre también se ausentó de la Misa Crismal del Jueves Santo, celebrada en el Vaticano, a la que asistió el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, junto a su familia.

Hasta el momento, el Vaticano no ha confirmado si el Papa presidirá las celebraciones de Pascua previstas para el fin de semana, incluyendo la Vigilia Pascual y la misa del Domingo de Resurrección, considerada la festividad más importante para los cristianos.

La salud del Papa continúa siendo motivo de atención, mientras la comunidad católica mundial espera noticias sobre su participación en los eventos que culminan la Semana Santa.

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