Londres.- Con un total de 350 votos a favor y 275 en contra, el Parlamento de Reino Unido ha aprobado un proyecto de ley fundamental que otorga a ciertas personas con enfermedades terminales el derecho a finalizar sus vidas en Inglaterra y Gales. Esta decisión, que llega tras un intenso debate en el país y plantea interrogantes sobre la calidad de los cuidados paliativos, marca un hito en la legislación británica.

Según la propuesta legislativa, los adultos con enfermedades terminales y una esperanza de vida inferior a seis meses tendrán la posibilidad de solicitar la muerte asistida. Esta medida busca brindar dignidad a quienes se encuentran en fase terminal y evitarles sufrimientos innecesarios.

La autora del proyecto de ley, la legisladora laborista Kim Leadbeater, ha destacado que se espera que el proceso para implementar esta legislación dure aproximadamente seis meses más, durante los cuales se llevarán a cabo debates adicionales y posibles modificaciones tanto en la Cámara de los Comunes como en la Cámara de los Lores.

Los partidarios de la medida argumentan que permitiría a los enfermos en fase terminal tomar decisiones sobre el final de sus vidas de forma digna y sin sufrimiento. Sin embargo, los opositores temen que la ley ponga en peligro a las personas más vulnerables y que algunos se vean presionados a elegir la muerte como única opción.

Reino Unido discute la legalización de la muerte asistida

Personalidades como la presentadora Esther Rantzen, quien padece cáncer de pulmón, han hecho un llamado para aprobar el proyecto de ley, resaltando la importancia de que los parlamentarios escuchen ambos lados del debate y tomen decisiones en conciencia.

Por su parte, el primer ministro Keir Starmer ha asegurado que el Gobierno se mantendrá neutral en este asunto delicado, mientras que ex primeros ministros como Gordon Brown y Boris Johnson han expresado posturas en contra y a favor de la legislación, respectivamente.

Este proyecto de ley, que solo permite la muerte asistida a personas mayores de 18 años con una expectativa de vida de seis meses o menos, establece estrictas salvaguardas para garantizar la voluntariedad y el cumplimiento de los deseos del paciente. Además, contempla penas de prisión para aquellos que intenten presionar o coaccionar a alguien para solicitar la muerte asistida.

A nivel internacional, países como Australia, Bélgica y Canadá ya han legalizado el suicidio asistido, cada uno con regulaciones específicas sobre quiénes pueden acceder a este proceso.

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