Tras la toma del poder de los talibanes, niñas vestidas con túnicas negras y hiyabs blancos, vuelven a la escuela en Afganistán.

Las niñas volvieron felices a la escuela llenando los salones de clase de la ciudad de Hirat, ubicado en el oeste de Afganistán, pocos días después de que los talibanes tomaran el poder.

Al abrir la escuela, las estudiantes rápidamente ingresaron por los pasillos y conversaron en los patios.

Muchas personas pensaron que el regreso a clases con los islamistas radicales al poder sería inimaginable.

“Queremos progresar como otros países. Y esperamos que los talibanes mantengan la seguridad. No queremos la guerra, queremos la paz en nuestro país», dijo Roqia, una de las estudiantes.

Herat siempre ha sido una ciudad bastante cosmopolita en Afganistán, en comparación con otras regiones más conservadoras.

Sin embargo, el tiempo a largo plazo sigue siendo incierto, ya que en virtud de la versión radical de la sharia que impusieron los talibanes cuando gobernaron Afganistán, de 1996 a 2001, a las mujeres se les negó la educación y el empleo.

Además, se les exigió llevar el burka, un velo que cubre todo el cuerpo con una rejilla de tela a la altura de los ojos, y se les prohibió salir sin un acompañante masculino.

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