Seuk Kim, un piloto voluntario dedicado al rescate de animales, perdió la vida en un trágico accidente cuando su avión se estrelló en los bosques nevados de las Montañas Catskill en Nueva York. Kim, de 49 años, había partido de Maryland con tres perros a bordo; lamentablemente, solo dos de ellos sobrevivieron al accidente, según informó la agencia de noticias Associated Press.

Conocido por su generosidad y su amor por la aventura, Kim utilizó su pasión por volar para una causa noble: el rescate de animales. A lo largo de los años, transportó animales desde áreas de desastre y refugios saturados hacia grupos de rescate y nuevos hogares, cumpliendo así el sueño de su infancia. Su altruismo fue ampliamente reconocido por sus compañeros, quienes destacaron su disposición a ayudar sin esperar nada a cambio.

La voluntaria Sydney Galley elogió el carácter desinteresado de Kim, quien solo tenía la intención de ayudar a los demás sin buscar reconocimiento. Además, Penny Edwards, representante de Forever Changed Animal Rescue, señaló que la ausencia de Kim deja un vacío profundo en la comunidad de rescate animal, destacando su dedicación a salvar vidas. Maggie Jackman Pryor, directora de un refugio, recordó cómo Kim rescató a cientos de animales, incluidos perros y gatos que corrían el riesgo de ser sacrificados.

Kim, nacido en Corea del Sur y residente en Springfield, Virginia, vivía junto a su esposa Anna Kang y sus tres hijos. En una emotiva publicación en Facebook, su esposa recordó al piloto como su «alma gemela» y expresó lo mucho que lo extraña, pidiendo oraciones por su familia. Kim es recordado por su generosidad, valentía y pasión por su labor en favor de los animales.

Antes de dedicarse a los vuelos de rescate, Kim trabajó en relaciones públicas y marketing. Sin embargo, su mayor logro personal fue convertirse en piloto, un sueño que había perseguido con esfuerzo. En los últimos cuatro años, utilizó sus habilidades como piloto para coordinar hasta tres vuelos semanales de rescate animal. Según sus amigos, Kim aceptaba cualquier desafío con entusiasmo y siempre respondía con su característico “claro, puedo hacerlo”.

El accidente fatal ocurrió el 24 de noviembre, cuando el avión, un Mooney M20J de 1986, se estrelló tras solicitar un cambio de altitud debido a turbulencias. Las condiciones meteorológicas dificultaron la visibilidad y la búsqueda de los restos, que fueron encontrados cubiertos por nieve. Aunque el mal tiempo complicó la misión de rescate, dos de los animales, Whiskey y Pluto, sobrevivieron y están recuperándose en hospitales y refugios locales.

Además de su trabajo con animales, Kim también participó en misiones humanitarias, como el traslado de suministros tras el huracán Helene. Su legado como piloto y rescatista continúa vivo entre aquellos que lo conocieron, dejando una huella imborrable en la comunidad de rescate y en los corazones de sus seres queridos.

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