Georgia.- La presidenta de Georgia, Salomé Zurabishvili, ha tomado una decisión valiente al negarse a firmar una controvertida ley anti-LGTB aprobada por el Parlamento el pasado mes de septiembre, en un claro gesto de apoyo a los derechos de las personas LGTB en el país.

Según anunció la portavoz de la presidencia, Marika Bochoidze, Zurabishvili se ha negado rotundamente a respaldar esta ley que restringe los derechos de las personas LGTB, al considerar que atenta contra los valores de inclusión y diversidad que tanto se promueven en la sociedad georgiana actual.

La normativa, promovida por el partido gobernante Sueño Georgiano, ha sido duramente criticada por la Unión Europea y grupos defensores de los derechos de la comunidad LGTB, quienes la han equiparado a la polémica ley de «propaganda gay» de Rusia. Entre otras cosas, la ley prohíbe la «propaganda de las relaciones homosexuales», los encuentros y manifestaciones relacionados con el colectivo LGTB, así como la transición de género y la adopción para personas homosexuales y transgénero.

La Unión Europea ha expresado su preocupación por esta ley, señalando que atenta contra los derechos fundamentales de los ciudadanos georgianos y podría contribuir a la estigmatización y discriminación de una parte de la población. Además, han advertido que su adopción tendría importantes repercusiones en el proceso de integración del país en la UE y podría tensar las relaciones en la región.

Esta decisión de la presidenta Zurabishvili ha generado un fuerte debate en Georgia, donde algunos críticos del partido Sueño Georgiano señalan que esta ley anti-LGTB podría acercar al país a la órbita del Kremlin y poner en peligro su integración en la Unión Europea y la OTAN.

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