El Senado de Estados Unidos confirmó a Robert F. Kennedy Jr. como secretario de Salud bajo la administración de Donald Trump, a pesar de su conocida postura escéptica respecto a las vacunas, la salud alimentaria y los programas de salud. Este nombramiento lo coloca al frente de un presupuesto de 1,7 billones de dólares, influenciando la política de salud para gran parte de la nación.

Los republicanos respaldaron a Trump, con una votación de 52 a 48, para asignar a Kennedy al Departamento de Salud y Servicios Humanos. A pesar de las preocupaciones sobre sus opiniones, el liderazgo republicano, encabezado por figuras como el senador Mike Crapo, apoya su enfoque en enfermedades crónicas como la obesidad.

"Hacer saludable a América de nuevo"

El partido Republicano adoptó la visión de Kennedy de "Hacer a América Saludable de Nuevo", ya que su política está enfocada a las enfermedades crónicas como la obesidad.

"Tenemos que dedicarnos al negocio de hacer que Estados Unidos vuelva a ser saludable", informó el senador Mike Crapo, republicano de Idaho, además informó que Kennedy aportará una nueva perspectiva al sistema de salud.

La polémica antivacunas de Kennedy

El escepticismo de Kennedy hacia las vacunas ha sido ampliamente conocido, especialmente durante la pandemia de COVID-19. Sin embargo, ha prometido restaurar la confianza en las agencias de salud pública, que incluyen la Administración de alimentos y medicamentos, los centros para el control y prevención de enfermedades y los institutos nacionales de salud, asegurando que no cambiará las recomendaciones actuales sin evidencia suficiente.

El senador Thom Tillis, republicano de Carolina del Norte, mencionó que Kennedy "se descontrole" al contener los costos de alimentación médica y mejorar la salud de los estadounidenses. Pero antes de votar por él, los republicanos exigieron garantías de que Kennedy cumpliría y no haría cambios en las recomendaciones de vacunas existentes.

Algunos legisladores también expresaron su preocupación sobre si Kennedy se beneficiará financieramente al cambiar las pautas de las vacunas o debilitar las protecciones legales federales contra los fabricantes de vacunas.

Solo el año pasado, Kennedy ganó más de 850 mil dólares a partir de un acuerdo que lo vinculaba con un bufete de abogados que ha demandado a los fabricantes de Gardisil, una vacuna contra el papiloma humano que protege contra el cáncer el cuello uterino.

En medio de un panorama de reestructuración federal, Kennedy enfrentará el desafío de lidiar con recortes presupuestarios y asegurar la estabilidad de programas de investigación cruciales. Además, su propuesta de reorganización dentro de las principales agencias de salud podría afectar a cientos de empleados.

Los institutos Nacionales de Salud anunciaron que limitarán a miles de millones de dólares en investigación médica otorgados a universidades y cáncer que se utilizan para desarrollar tratamientos para enfermedades como el cáncer y el Alzheimer.

Kennedy se enfrenta a un periodo de incertidumbre, con expectativas de contener costos y mejorar la salud pública, bajo la mirada crítica tanto de sus partidarios como de sus detractores.

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