Un exvicario parroquial de los Alpes suizos, identificado como Gilles Roduit, inició huelga de hambre desde el pasado 3 de mayo. Gilles exige que se le restituya en su puesto luego de ser declarado inocente en un caso de presuntos abusos sexuales.

Las acusaciones que pesaban sobre Gilles provenían de una antigua parroquiana que afirmaba haber sido víctima de tocamientos cuando tenía 12 años. Sin embargo, tras ser evaluado por los tribunales y posteriormente por la Santa Sede, se determinó que no existían pruebas suficientes para llevarlo a juicio. A pesar de esta absolución, la diócesis de Sion se ha mostrado renuente a autorizar su regreso a sus funciones anteriores.

En palabras del propio sacerdote: «Mi huelga de hambre durará hasta que se haga justicia, ya sea que se me devuelvan mis funciones o que se presenten pruebas sólidas que justifiquen un proceso en mi contra».

Tanto la diócesis como la abadía de San Mauricio, institución a la que Roduit pertenece, habían solicitado al sacerdote que dejara su cargo mientras se realizaban las investigaciones. Este caso se enmarca en una ola de denuncias de abusos sexuales en la Iglesia católica suiza, que pone en tela de juicio su credibilidad.

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