Se registraron explosiones en varias regiones, incluyendo Isfahán en Irán, As-Suwayda en Siria, y áreas cercanas a Bagdad y Babilonia en Irak, según informes de medios árabes.

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, reiteró el derecho de su país a defenderse, señalando la posibilidad de una respuesta rápida a Irán por un ataque previo.

A pesar de que la mayoría de los drones y misiles iraníes lanzados fueron interceptados, Israel ha expresado su determinación de responder. Este conflicto se intensificó con un ataque iraní en represalia por un bombardeo en Damasco, atribuido a Israel, que resultó en la muerte de siete miembros de los Guardianes de la Revolución.

El ambiente en la región se ha vuelto más tenso, exacerbado por la reciente guerra en Gaza entre Israel y Hamas, respaldado por Irán. Aunque se informó que Israel consideró bombardear a Irán rápidamente, los planes fueron revisados.

En respuesta al ataque a Israel, Estados Unidos se unió al Reino Unido en la imposición de sanciones contra Irán, centradas en su sector militar y de defensa, especialmente en entidades y personas vinculadas a la producción de drones, herramientas utilizadas en el ataque iraní.

Las sanciones estadounidenses afectaron a 16 individuos y dos entidades relacionadas con la producción de vehículos aéreos no tripulados, incluyendo personas y empresas asociadas con la Guardia Revolucionaria Islámica y la fabricación de automóviles y acero.