En la isla de Phuket, Tailandia, la práctica de tomar selfies está prohibida bajo pena de muerte, una medida que ha generado críticas a nivel mundial.

Esta regla se justifica por la proximidad del aeropuerto a la playa, donde muchos turistas se arriesgaban tomando fotos con aviones aterrizando en el fondo, lo que representaba un peligro potencial para todos los involucrados.

Las autoridades tailandesas defienden la medida argumentando que las poses y comportamientos de los turistas distraen a los pilotos y aumentan el riesgo de accidentes.

Se ha establecido que la única manera permitida de fotografiarse en la playa es mantenerse a una distancia de 9 kilómetros utilizando un dron. Aunque hasta ahora no se ha aplicado la pena de muerte, las autoridades advierten que está en vigor y podría ser impuesta si se viola la regla.

Además de la prohibición de selfies, otras acciones como apuntar con láser a las cabinas de los pilotos o volar drones en áreas restringidas también pueden resultar en penas graves, como multas considerables o penas de cárcel de hasta 20 años, según lo estipulado en la Ley de Aviación Aérea de 1978.

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