En Nuristán, al noreste de Afganistán, al menos 25 personas perdieron la vida y otras ocho resultaron heridas tras un aluvión de rocas y nieve desencadenado por fuertes nevadas. Según informó la autoridad de Gestión de Desastres de la nación asiática, el corrimiento de rocas arrasó la localidad de Nakre el pasado domingo, dejando un saldo fatal.

Anteriormente, se reportaba un total de seis personas fallecidas y 30 atrapadas, pero estos números van en aumento medida que avanzan las labores de rescate en la zona montañosa fronteriza con Pakistán. Más de 20 casas quedaron sepultadas o con graves daños, mientras que las condiciones climáticas adversas, que incluyen la continua nevada en la región, complican las tareas de rescate.

Autoridades destacaron que los esfuerzos para llegar a las víctimas se ven obstaculizados por la imposibilidad de que helicópteros aterricen en la zona, obligando a los equipos de rescate a abrirse paso sobre terreno montañoso y peligroso a pie.

Este desgarrador suceso pone de manifiesto la vulnerabilidad de las comunidades en zonas propensas a desastres naturales, como es el caso de Nuristán. A medida que la cifra de fallecidos asciende y aún hay personas desaparecidas, la solidaridad y la acción rápida se vuelven imprescindibles para atender esta emergencia y brindar apoyo a los afectados por este trágico evento.

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