Motines simultáneos en siete cárceles de Ecuador han dejado a un total de 178 trabajadores, entre guardias carcelarios y funcionarios administrativos, retenidos como rehenes, informó el Servicio Nacional de Atención Integral (SNAI) a Personas Privadas de Libertad. La crisis se ha extendido a más recintos penitenciarios, abarcando las ciudades sureñas de Loja, Cuenca y Azogues, las céntricas Latacunga y Ambato.

Durante la madrugada de este jueves, las cárceles de Machala y Esmeraldas se sumaron a los motines, elevando a siete el número de prisiones en esta situación en comparación con el miércoles, cuando el SNAI había informado de 139 retenidos, incluyendo 125 guardias y 14 funcionarios administrativos.

En la cárcel de Esmeraldas, ubicada en la homónima provincia fronteriza con Colombia, un grupo de presos llegó a disparar desde el interior de la prisión contra personal de las Fuerzas Armadas que se encontraban en el exterior. Estos últimos reaccionaron para controlar la situación, según relató el SNAI. Además, se reportaron incidentes en la cárcel de Santo Domingo de los Tsáchilas, donde tres presos lograron fugarse.

La cárcel de Riobamba, en la provincia de Chimborazo, también tuvo una fuga de 32 presos, entre ellos Fabricio Colón Pico, cabecilla de la banda criminal «Los Lobos», quien había sido detenido días atrás y señalado por la fiscal general Diana Salazar de planear un atentado contra ella. Previamente, José Adolfo Macías «Fito», líder de la banda criminal «Los Choneros», también se fugó de la Cárcel Regional de Guayaquil en circunstancias todavía desconocidas.

En la cárcel de Latacunga, el miércoles se pudo observar a los presos en los techos del recinto carcelario con pancartas, demandando paz. Sus familiares también se manifestaron en los exteriores de la prisión, ubicada en la provincia de Cotopaxi, a unos 70 kilómetros al sur de Quito.

Estos motines forman parte de la escalada de violencia protagonizada esta semana por las bandas del crimen organizado en Ecuador, que incluyen secuestros, atentados contra policías, incendios de vehículos, explosiones e incluso el asalto armado a un canal de televisión en la ciudad de Guayaquil.

Todo esto ocurre justo cuando el gobierno del presidente Daniel Noboa se preparaba para llevar a cabo su plan de recuperación del control de las cárceles ecuatorianas, muchas de las cuales están dominadas internamente por estas bandas delincuenciales cuyas rivalidades han provocado más de 450 asesinatos de presos desde 2020 en una serie de masacres carcelarias.