Suecia dio un paso histórico al convertirse en el 32º miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en una ceremonia celebrada en Washington. Esta adhesión, que marca el fin de dos siglos de no alineamiento del país escandinavo, ha sido motivada por la invasión rusa de Ucrania y representa un hito para la seguridad global.

El primer ministro sueco, Ulf Kristersson, formalizó la adhesión de Suecia a la OTAN al entregar la documentación final al gobierno estadounidense, tras un proceso que contó con el respaldo de los otros 31 miembros de la alianza militar. El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, expresó que este acontecimiento es un momento histórico para Suecia, la alianza y la relación transatlántica.

Esta incorporación, junto con la de Finlandia, representa un duro golpe para el presidente ruso Vladimir Putin, quien ha tratado de obstaculizar cualquier fortalecimiento de la OTAN. Suecia se beneficiará de la defensa compartida de la alianza, en la cual un ataque a un miembro se considera un ataque a todos, lo que brinda seguridad y protección ante posibles amenazas.

Los ciudadanos suecos también están celebrando esta decisión, destacando que ahora se sienten más respaldados y conectados con el resto de la comunidad internacional. La incorporación de Suecia a la OTAN implica la suma de submarinos de última generación y una flota de aviones de combate Gripen de producción nacional a las fuerzas de la alianza, consolidando su papel estratégico en el Atlántico y el Báltico.

A pesar de que Suecia se había mantenido neutral durante más de dos siglos, esta nueva membresía en la OTAN representa un cambio significativo en su política militar.

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