El pasado 19 de enero de 2022, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, declaró que se creía que Rusia invadiría a Ucrania en las siguientes semanas.

La crisis surgió por el desacuerdo fundamental entre la política de seguridad rusa, el cual consiste en establecer estrechas relaciones políticas y de seguridad con países vecinos. Mismos que en su momento formaron parte de la Unión Soviética y a los que Rusia considera como su colchón de seguridad.

Por su parte, el Gobierno de Ucrania planea solicitar el ingreso en la Unión Europea en 2024. Además, también tiene la ambición de unirse a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

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Mientras que la amenaza de Vladímir Putin con invadir Ucrania se relaciona con una sensación de impunidad. De igual manera, el presidente de Rusia, considera a Ucrania parte de la “esfera de influencia” de Rusia. Es decir, un territorio, más que un Estado independiente.

En cuanto al apoyo militar que ha recibido Ucrania, y las sanciones políticas y económicas son una forma en que Estados Unidos le puede advertir a Moscú que su intromisión en el país independiente traerá consecuencias.

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