Después de las polémicas generadas por la invitación hecha a Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, por el presidente de Brasil, Lula da Silva a la cumbre que intentaría revivir la UNASUR, ha terminado la cumbre de presidentes sudamericanos en Brasil.

Los 12 presidentes que integran los países sudamericanos, con la excepción de la presidenta de Perú, Dina Boluarte, llegaron a la conclusión de la importancia de mantener un diálogo para impulsar la integración y proyectarse, en conjunto, al mundo.

La cumbre celebrada en la capital brasileña, Brasilia dejo el compromiso de elaborar una hoja de ruta para supervisar dicho impulso regional.

Termina la cumbre de presidentes sudamericanos en Brasil

La cumbre de presidentes sudamericanos dejó establecido un grupo de contacto encabezado por los mandatarios de los 11 países reunidos.

Este grupo será encargado de evaluar las experiencias de los mecanismos sudamericanos de integración que permitirán un mayor reconocimiento internacional.

El presidente de Brasil, Lula da Silva instó a los mandatarios a superar las diferencias ideológicas que han dividido a los gobernantes para poder trabajar por una mayor cooperación económica, cultural, y social:

«Dejamos que las ideologías nos dividieran e interrumpieran esfuerzos de integración, abandonamos canales de diálogo y mecanismos de cooperación, y con eso todos perdimos»

Al encuentro asistieron los mandatarios de Argentina, Alberto Fernández; Colombia, Gustavo Petro; Paraguay, Mario Abdo Benítez; Ecuador, Guillermo Lasso; Bolivia, Luis Arce; Uruguay, Luis Lacalle Pou; Chile, Gabriel Boric, y Surinam, Chan Santokhi. Perú estuvo representado por el jefe de gabinete, Alberto Otárola.

En la cumbre, resaltó la intención de Lula da Silva de crear una moneda regional para desafiar la primacía del dólar estadounidense en la economía global.

Entre otras ideas para fortalecer la región, Lula menciono la importancia de forjar un mercado energético común, luchar contra el cambio climático y colaborar en defensa y seguridad de la región.

En respuesta, los presidentes sudamericanos reiteraron su compromiso con la democracia, los derechos humanos, el desarrollo sostenible y la justicia social.

Sin embargo, también acordaron respetar la diversidad y el principio de no injerencia en los asuntos internos de cada país.

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