En una decisión que genera polémica y una nueva crisis política en Irak, el Tribunal Supremo del país ha destituido al presidente sunita del Parlamento, Mohamed al Halbousi. La corte, cuyo fallo es inapelable, tomó esta medida tras una denuncia presentada por un diputado en la que se acusaba a Al Halbousi de «falsificación» de un documento.

El partido Taqadom, también conocido como Progreso, denunció la decisión de la máxima instancia judicial como una «violación flagrante de la Constitución» y la calificó como un «blanco político». En respuesta a la destitución, el partido anunció la salida de tres de sus ministros y llamó a sus diputados a boicotear las sesiones parlamentarias.

El Parlamento de Irak, compuesto por 329 diputados, está actualmente dominado por una coalición de partidos chiitas proiraníes, pero también enfrenta disensos internos. Desde la caída de Saddam Hussein en 2003, la presidencia del Parlamento ha recaído en un político de la comunidad musulmana sunita, que es minoritaria en el país.

Al Halbousi, un exgobernador de la provincia de Al Anbar, mayoritariamente sunita, fue elegido por primera vez presidente del Parlamento en 2018. Pero en los últimos meses tuvo roces con los grandes partidos proiraníes. A pesar de los obstáculos, se convirtió en una figura política destacada y en un interlocutor privilegiado para numerosos gobiernos occidentales y árabes.

El presidente del Parlamento denunció esta decisión del Tribunal Supremo y tildó de «extraña» la medida, culpando a «algunos partidos políticos» de intentar «dividir a la sociedad» iraquí. Además, afirmó que tomará acciones legales para preservar sus derechos constitucionales. En abril de 2022, Al Halbousi ya había expulsado a otro diputado, Laith al Dulaimi, del partido Progreso por incumplimiento de directivas y violación de reglamentos internos.