El expresidente Donald Trump busca obtener inmunidad por los presuntos delitos que cometió durante su mandato. Sus abogados han apelado al Tribunal Supremo la sentencia que le negó la inmunidad como presidente de los Estados Unidos. Con esta maniobra legal, Trump pretende, al menos, ganar tiempo y retrasar los juicios en su contra.

Trump ha evitado hasta ahora ser juzgado durante las elecciones primarias del Partido Republicano, pero quiere que el caso se paralice mientras presenta algunos argumentos de su recurso. Su defensa sostiene que “sin inmunidad penal, la presidencia tal y como la conocemos, dejará de existir”.

El expresidente ha notificado formalmente su intención de recurrir al Tribunal Supremo y pide que el procedimiento se pause mientras tanto. Esto le permitirá dilatar más la instrucción y retrasar el juicio oral. Según el escrito de sus abogados, un juicio penal en plena temporada electoral “afectará radicalmente la capacidad del presidente Trump para hacer campaña contra el presidente Biden”. Además, alegan que la denegación de su inmunidad supone un daño inmediato e irreparable a los intereses de la Primera Enmienda del expresidente y de los votantes estadounidenses.

La cuestión de la inmunidad se centra en el caso de Washington, en el que Trump está imputado por intentar alterar el resultado de las elecciones de 2020 para aferrarse al poder. Sin embargo, esta doctrina puede aplicarse a las otras imputaciones por los 91 presuntos delitos que pesan sobre él. Este mismo día, Trump compareció ante un juzgado de Florida por su imputación por retener documentos secretos después de dejar la Casa Blanca.

Interrogantes legales y posición de Trump

La defensa de Trump plantea dos interrogantes en su recurso al Tribunal Supremo. Primero, si la ley penal inmuniza a los presidentes, incluso después de dejar el cargo, por las acciones que realizaron durante su mandato. Segundo, si alguien está violando su derecho a no ser juzgado dos veces por los mismos hechos, ya que el Congreso le sometió a un juicio político. Aunque la mayoría de los senadores le consideraron culpable, no consiguieron la mayoría de dos tercios necesaria para condenarlo.

La posición de Trump es clara: si se le juzga, se abrirá la puerta a futuras acusaciones por parte de una administración política opositora, lo que afectará a todas sus decisiones. Según sus argumentos, esto permitiría que sus adversarios políticos influyan y controlen sus decisiones mediante la amenaza, explícita o implícita, de una futura acusación por parte de una administración hostil.

El Tribunal Supremo deberá ahora evaluar la apelación de Trump y decidir si acepta o rechaza su petición de inmunidad. Mientras tanto, el expresidente logra ganar tiempo, evitando enfrentarse a los juicios en su contra y manteniendo la incertidumbre sobre su futuro legal. La nación estadounidense sigue expectante ante este nuevo capítulo en la historia de uno de los líderes más polémicos del país.

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