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Una ciudad subterránea escondida en el sudeste de Turquía

26/07/2024 - Hace 1 mes en Internacional

Una ciudad subterránea escondida en el sudeste de Turquía

En el mundo | 26/07/2024 - Hace 1 mes
Una ciudad subterránea escondida en el sudeste de Turquía

Hasta ahora han limpiado medio centenar de estancias, conectadas por un túnel de 120 metros de longitud, algunas con enigmáticos dibujos en las paredes: un caballo, estrellas de ocho puntas, árboles, la mano de un adulto…

«Hemos inspeccionado más de 8.200 m2 de un total estimado de 900.000 m2, lo que haría de esta red la mayor ciudad subterránea de Anatolia. Puede que del mundo», exclama Mervan Yavuz, de 38 años y el responsable de conservación de Midyat.

Los trabajos comenzaron en junio de 2020, «casi por casualidad», cuenta. Los operarios municipales estaban limpiando los sótanos de las habitaciones cuando encontraron una puerta de madera azul que daba a un estrecho túnel, de menos de 1,70 metros de altura.

«Para protegerse del clima, de los enemigos, de los depredadores y de las enfermedades, la gente buscó refugio en los sótanos hasta hacer una verdadera ciudad», afirma Yavuz.

La entrada inicial estaba conformada por una apertura redonda bajo la que había que agacharse para poder pasar.

«De hecho, sospechábamos de su existencia: el suelo se hundió y una máquina de construcción cayó en los años 1970. Pero entonces no buscamos saber más, lo apuntalamos y lo cerramos», explica.

Cultos prohibidos

Esta pequeña ciudad se encuentra muy cerca de Siria, a las puertas de la antigua Mesopotamia, en una región que ha sido codiciada y ocupada por grandes imperios.

«Paganos, judíos, cristianos, musulmanes… Todo estos creyentes contribuyeron a la ciudad subterránea de Matiate», cuenta Yavuz usando el antiguo nombre de Midyat, que ya aparece en el primer milenio antes de Cristo en una estela que relata su conquista por parte de los asirios.

Adentrándose en el túnel, Yavuz termina en una sala con el suelo cavado en piedra caliza, en medio de la que hay una losa que pudo haber servido para celebraciones o sacrificios.

En las paredes se ven todavía las trazas de los golpes con herramientas para abrir caminos en la roca.

«Como el lugar estuvo ocupado ininterrumpidamente, es difícil atribuir su origen», estima Yavuz, quien sugiere que judíos y cristianos encontraron allí la posibilidad de practicar sus cultos prohibidos.

«Antes de la llegada de los árabes, estas tierras eran duramente disputadas por los asirios, los persas, los romanos, luego los bizantinos», afirma el doctor Ekrem Akman, historiador de la Universidad de Mardin, la capital provincial situada 80 km al oeste.

«Los cristianos de la región empezaron a construir desde los siglos V y VI muchos monasterios fortificados», añade.

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Felipe Vera

Comunicación política y apasionado del running.

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