Una jueza de Texas emitió una orden judicial que permite a Kate Cox, embarazada de 20 semanas con un feto con trisomía 18, realizar un aborto dentro del estado, marcando un cambio en la estricta prohibición de abortos después de las seis semanas.

La decisión protege a Cox, su pareja y su médico de procesamientos o multas. A pesar de la advertencia del fiscal general de Texas sobre posibles penalizaciones, la representación legal de Cox denunció la postura «extrema» del estado.

La decisión solo se aplica al caso específico de Cox y destaca la necesidad de clarificar las excepciones en las leyes de aborto de Texas.

Cox, madre de dos hijos, expresó gratitud y esperanza tras la decisión, permitiéndole mejorar su salud y preservar la posibilidad de tener un bebé en el futuro.

La abogada del Centro de Derechos Reproductivos señaló que Cox corre un alto riesgo de complicaciones del embarazo, y la atención médica necesaria es un aborto.

La trisomía 18 es una condición genética grave, y Cox argumentó que continuar el embarazo sería cruel debido al dolor, sufrimiento y riesgos tanto para ella como para el bebé.

Este caso destaca la necesidad de aclarar las excepciones médicas en las estrictas leyes de aborto de Texas, vigentes desde la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos sobre Roe v. Wade en junio de 2022.

La decisión, sin embargo, no restablece el acceso al aborto para otras mujeres en la región que podrían enfrentar situaciones similares.

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