David Lynch, quien falleció el jueves a los 78 años, inició su carrera como pintor antes de convertirse en un visionario del cine, cautivado por el surrealismo y el retrato de una América bucólica que, en lugar de ofrecer respuestas, generaba más preguntas para el público.

La familia de Lynch confirmó su muerte a través de un comunicado en redes sociales, sin especificar las causas. Sin embargo, el cineasta había revelado en agosto pasado que padecía de enfisema pulmonar, una enfermedad crónica que dificulta la respiración.

Nacido en Missoula, Montana, en 1946, Lynch exploró varias disciplinas artísticas, incluyendo pintura, música, diseño y fotografía, antes de dedicarse al cine en los años 70, atraído por lo macabro y lo extraño. Su debut cinematográfico fue con «Eraserhead» («Cabeza borradora», 1977), una obra de culto que sorprendió al público con su visión surrealista y perturbadora de la realidad.

No obstante, fue con «The Elephant Man» («El hombre elefante», 1980), un retrato inquietante de Joseph Merrick, que Lynch alcanzó éxito comercial. El film, rodado en blanco y negro, obtuvo ocho nominaciones al Óscar, aunque no se llevó ningún premio.

Reconocido como uno de los creadores más innovadores de Hollywood, Lynch combinó el cine más popular de Estados Unidos con una propuesta personal que recordaba al cine de autor europeo. Su estilo, marcado por el surrealismo y el misterio, solía explorar los rincones oscuros de la mente humana, abordando temas como la muerte, la violencia y el erotismo.

Lynch también dejó su huella en la televisión con la exitosa serie «Twin Peaks» (1989), que no solo revolucionó la pequeña pantalla, sino que demostró que la televisión podía alcanzar la calidad del cine. La icónica pregunta «¿Quién mató a Laura Palmer?» mantuvo a millones de espectadores intrigados.

Su obra maestra «Mulholland Drive» (2001), un retrato surrealista de Hollywood con elementos de cine negro, dejó una profunda reflexión sobre la identidad y la obsesión, dejando al público con más dudas que respuestas.

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