Alrededor de un centenar de admiradores del «Rey Lagarto», tanto franceses, alemanes y españoles acudieron este sábado a la tumba del músico y poeta Jim Morrison; que esta ubicada en el cementerio parisino de Père Lachaise; para homenajear a este mito y referente del rock; muerto hace cincuenta años.

Las vallas que rodean la sepultura para proteger la intimidad del lugar y evitar que la gente se acerque en exceso fueron testigo a lo largo de la mañana de la llegada de cientos de seguidores, algunos de ellos con camisetas del artista y de su grupo, “The Doors”.

Con camisetas con la imagen de Morrison estampada, bebiendo cerveza o fumando porros a escondidas; multitud de fans se acercaron a la lápida para recordar al cantautor estadunidense, fallecido el 3 de julio de 1971 en París.

La música de Morrison se dejó escuchar a los pies de su tumba en ese día de conmemoración; que sin duda alguna, recuerda el fallecimiento del artista en un piso del barrio de Le Marais, en París; donde se había trasladado para intentar dejar atrás su alcoholismo e insuflarse del espíritu artístico de la ciudad.

Oficialmente, Jim Morrison murió de un paro cardiaco en su apartamento parisino, pero en los pasados años la hipótesis de que habría fallecido por una sobredosis en un club de la capital francesa, Rock’n’Roll Circus; ha ido ganando terreno, alimentada por libros y entrevistas con testigos de la época.

Cometarios de los admiradores

“Tus poemas cantados siempre nos harán delirar. Tus demonios han venido a buscarte, pero nunca podremos olvidarte. Las puertas nunca se cerrarán, porque no me canso de escuchar tus canciones”, recitaron Catherine d’Alençon y Bruno Gacon a los pies de la tumba de Morrison; en la que dejaron un ramo de flores y un marco con una foto.

“Hemos venido para vivir este acontecimiento, no hemos venido a ver París; hemos venido a celebrar el cincuenta aniversario con Jim Morrison, nuestro ídolo”, señalaron Mamen Langa y Carlos Sánchez, que vinieron desde Barcelona en coche para la ocasión.

“Ha sido un referente tanto personal como musicalmente”, dice Pere Romeu, otro aficionado llegado de Barcelona; que ya estuvo hace dos años en el cementerio y que hoy quiso repetir para compartir el recuerdo de Morrison en compañía.

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