La famosa boda Peña Nieto y Angélica Rivera en Toluca parecía sacada de un cuento de hadas muy al estilo telenovela, algo que resultaba familiar para ella, pero todo fue parte de un montaje.

El evento religioso se llevó a cabo el 27 de noviembre de 2010 en la catedral de Toluca cuando Peña era el gobernador del Estado de México, con apenas 3 años de haber quedado viudo.

Enrique Peña Nieto ya tenía todo el plan para su campaña presidencial así como para todo lo que haría después durante su sexenio para mantenerse vigente y hacer su labor de la manera en que con anticipación se había planeado.

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La Arquidiócesis Primada de México mucho tuvo que ver con esa celebración y es que se montó todo un circo para conseguirlo ya que se le quitaron las potestades del ministerio al sacerdote José Luis Salinas Aranda quien trabajaba de la mano de Televisa y accedió a esto para declarar nulo el matrimonio de Angélica Rivera con el productor de la televisora José Alberto Castro.

Extraoficialmente pero gracias a la investigación de Carmen Aristegui se sabe que esta planeación tenía mucho en juego, empezando por la imagen del gobernador Enrique Peña Nieto seguido de pagos materiales por sus servicios a la llamada «Gaviota» Angélica Rivera y aquí es donde entra la tan famosa «Casa Blanca» construida con dinero del pueblo.

Así la boda Peña Nieto y Angélica Rivera no es más que un montaje orquestado por el PRI y Televisa en un secreto a voces que desde el término de su mandato en 2018 se ha intensificado en detalles y sobre todo con la casi inmediata separación de los mencionados.

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