La esposa del príncipe Harry, Meghan Markle, está «como pez en el agua» desde que llegó a su ciudad natal, Los Ángeles, tras dejar de ser miembro de la realeza británica, una decisión que los diarios británicos apodaron como «Megxit».

Su comodidad con su nueva vida se le nota, incluso, en su forma de vestir, de peinarse y de maquillarse, que ahora es mucho más relajada, fresca y juvenil.

En su primera entrevista televisiva, otorgada en mayo pasado a la cadena de televisión estadounidense ABC en el programa Good Morning America, se limitó a hablar de su trabajo en Elephant, el documental de Disney.

Allí acudió con una camisa blanca, en esa búsqueda de un outfit neutral, y el cabello suelto abierto a la mitad, para transmitir la naturalidad y libertad de su presente.

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Más recientemente, Meghan y Harry asistieron a una videoconferencia en la que participaron varias asociaciones juveniles que trabajan con The Queen’s Commonwealth Trust, una organización que se preocupa por la justicia y la igualdad de derechos para la juventud británica.

Esta es la nueva Meghan, despreocupada, libre, feliz y plena, da sensación de salud incluso.

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