Unity consiguió con una sola decisión convertirse en una de las empresas más odiadas por la comunidad gamer. El pasado martes anunciaron un nuevo sistema que cobrará a los desarrolladores que utilizan su motor gráfico por cada instalación. La tuvieron que borrar pocas horas después de publicarla.

Todo el drama alrededor de Unity comenzó con la publicación de su nuevo sistema de cobros. En este, la empresa dueña del motor gráfico anunció la instauración de un cobro a los estudios que utilicen su tecnología en sus juegos. Básicamente, los desarrolladores pagarán una cuota cada vez que alguien instale uno de sus juegos.

La idea de Unity era iniciar el cobro de este ‘impuesto’ a partir de 2024 y solamente a aquellos juegos que superen los 200 mil dólares de ganancias. Sin embargo, esto no hizo feliz a los estudios, quienes acusaron a la empresa de instaurar un cobro que podría alcanzar los miles de dólares si un producto es exitoso. Además, señalaron que podría poner en riesgo la estabilidad económica de estudios independientes.

Los estudios indies no están felices con Unity

Rápidamente, las quejas de la comunidad se sumaron, indicando que es un sistema intrusivo para usuarios y con potencial de crear agentes maliciosos dedicados a instalar juegos repetidamente para hacer daño financiero a estudios pequeños.

Tras notar la reacción de la comunidad, Unity decidió “aclarar” el presunto malentendido que causó su nueva política. De acuerdo con ellos, su intención nunca fue cobrar una tasa excesiva o dañar a los estudios. Es por ello que solo cobrarían la primera instalación por plataforma e incluso mencionaron que juegos creados con fines benéficos no se verían afectados por este cobro.

Asimismo, despejaron la duda sobre el acceso a juegos a través de servicios como GamePass o PS Plus. En casos como estos, el pago de licencia a Unity sería responsabilidad de los dueños del servicio y no del estudio.

Empiezan las primeras consecuencias

A pesar de sus intentos por limpiar su imagen, Unity no ha hecho más que enterrarse. Estudios importantes de juegos independientes como Innersloth, creadores de Among Us y Massive Monster, creadores de Cult of the Lamb, se han proclamado en contra de la nueva decisión.

De acuerdo con ellos, esta clase de cobro está diseñado solamente para obtener dinero a costa de desarrolladores pequeños sin tomar en cuenta sus necesidades. Asimismo, los creadores de Among Us admitieron que para ellos sería más fácil pausar las actualizaciones del título y contratar a programadores que porteen su juego a otro motor gráfico y continuar desde ahí.

En cuanto a Massive Monster, su decisión ha sido más severa. Apoyados por su publicista, Devolver Digital, anunciaron que Cult of the Lamb dejará de estar disponible el 1 de enero de 2024, si es que Unity termina por habilitar su nuevo “impuesto”.

Hasta ahora, Unity no ha revocado por completo su decisión respecto a sus nuevas políticas. Sin embargo, una decisión como esta podría causarles la pérdida de miles de usuarios en un mercado que es cada vez más territorio de Unreal Engine.

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