Hace tres años, cuando la Asociación Nacional de Editores de Música le otorgó a Yoko Ono su Centennial Song Award, Sean Lennon empujó a su madre al escenario en Cipriani 42nd Street en una silla de ruedas, sorprendiendo a algunos que no se dieron cuenta de que el formidable artista de vanguardia era incapacitado.

Pero con sus tonos característicos, su chaqueta de cuero negra y su sombrero blanco de Panamá, la viuda de John Lennon no pareció perder el ritmo cuando comenzó un breve discurso de aceptación al dirigirse al elefante en la habitación.

«Gracias, gracias, gracias», dijo, agarrando el premio en una mano y un micrófono en la otra mientras Sean le susurraba lo que estaba sucediendo. «Aprendí mucho de esta enfermedad. Estoy agradecido de haber pasado por eso».

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Si bien no está claro a qué «enfermedad» se refería, Ono, que ahora tiene 87 años, todavía está enferma, necesita atención las 24 horas y rara vez sale de su extenso apartamento en Dakota, dijo una fuente cercana a su personal a The Post. En fotos tomadas en apariciones públicas raras, incluida una marcha de mujeres en Columbus Circle el año pasado y en una conmemoración de John en Liverpool en mayo de 2018, Ono está confinado en una silla de ruedas o camina con gran dificultad usando un bastón, a menudo apoyado en un cuidador o Sean por apoyo.

Yoko Ono también ha estado vendiendo algunos activos inmobiliarios en los últimos años.

«Definitivamente se ha ralentizado, como cualquier persona a esa edad», dijo Elliot Mintz, un amigo cercano de la familia que conoce a Ono desde hace casi 50 años, y ha actuado como portavoz de la familia, representando la herencia de John Lennon desde el asesinato del ex Beatle en Diciembre de 1980. «Pero ella es tan aguda como lo era antes».