El karma representa la energía que emitimos al universo y que eventualmente retorna a nosotros. Cada pensamiento y acción pasados tienen repercusiones en nuestro presente.

Mentir, especialmente en el contexto de la infidelidad, puede proporcionar un placer momentáneo pero desencadena una serie de consecuencias que afectan al perpetrador del engaño.

Según los expertos, el karma siempre alcanza a quienes son infieles porque la infidelidad daña el sentimiento más puro: el amor. La ley del karma sugiere que quien es infiel se hace más daño a sí mismo que a la persona engañada.

Desde un punto de vista energético, sufrir una infidelidad puede ser un proceso para saldar deudas kármicas, completando ciclos con personas para corregir errores de vidas anteriores.

La psíquica Deborah Graham explicó en un informe de Vice que la infidelidad podría ser un desafío kármico, donde el engañado en esta vida podría haber sido el tramposo en una vida pasada, aprendiendo ahora de sus acciones pasadas invertidas.

Engañar es engañarse a uno mismo, pues implica falta de compromiso con el propio ser.

Es crucial diferenciar entre karma y destino: el karma se refiere a nuestras acciones en esta o en vidas pasadas, mientras que el destino es el camino que se espera que sigamos. Cada individuo construye su propio karma.

Si has sido víctima de una infidelidad, no encontrarás sanación deseando el mal a tu ex. La clave está en aprender la lección y avanzar.

¿Cómo superar una infidelidad y restaurar el karma? Reconocer el error y expresar una disculpa sincera es el primer paso.

No te culpes ni culpes a tu ex; asume la responsabilidad de tus sentimientos y acciones. Enfócate en el crecimiento personal y aprende de la experiencia.

Prácticas espirituales como la meditación, actos de bondad y afirmaciones positivas pueden ayudar a restaurar el equilibrio y atraer energías positivas.

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