Un antiguo ritual para protegerse de las malas energías es llevar un ajo en la bolsa de mano para las mujeres, o en el bolsillo del pantalón para los hombres.

Este ritual ha sido transmitido de generación en generación y sigue practicándose en la actualidad.

El ajo posee un poder esotérico, siendo utilizado como un repelente de energías negativas en el ámbito espiritual.

Su mera presencia actúa como un poderoso amuleto.

Desde hace mucho tiempo se creía que el olor del ajo «asustaba» a los espíritus malignos, como se refleja en la sabiduría popular relacionada con los vampiros, seres sobrenaturales que lo rechazan al igual que los rayos del sol.

Por esta razón, se utiliza en rituales para contrarrestar envidias, maldiciones, embrujos y el mal de ojo.

Como protector espiritual, se puede colocar detrás de la puerta principal para evitar que las malas vibraciones ingresen al hogar, así como en el negocio u oficina, y se relaciona con la energía del dinero si se cuelga con una cinta roja.

Para activar su poder y hacerlo más efectivo, se recomienda separar tres dientes de ajo sin pelar y colocarlos en una bolsa o saco de color rojo.

Tomando la bolsa con ambas manos, se debe pedir que el ajo sea un repelente de energías negativas, abra los caminos hacia la prosperidad y proteja de cualquier mal.

Una vez activado su poder, se coloca en la bolsa o bolsillo del pantalón. Esta práctica se realiza en estos lugares, ya que solemos guardar dinero y objetos asociados con la prosperidad.

El ritual sirve para eliminar obstáculos en el camino hacia el éxito y atraer abundancia a la vida.

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