El Sol es la estrella más grande que conocemos. El centro de nuestro universo, y el que mantiene unido el Sistema Solar.

Se trata de una estrella enorme con un diámetro de 1,4 millones de kilómetros y que está relleno de gases calientes que hacen imposible la vida en él.

Aunque parezca que no, el Sol sí se mueve, no llegamos a percibirlo por completo. Lo hace mientras orbita el centro de la Vía Láctea y arrastra al Sistema Solar consigo.

Con esta fuerza de arrastre de la Vía Láctea, el Sol solamente tarda en dar una vuelta completa unos 230 millones de años.

Las estrellas se encuentran a millones de años de nuestro planeta, curiosamente, la más cercana que tenemos es el Sol que se encuentra a 149.600.000 kilómetros nada menos.

El Sol no siempre estuvo ahí, nació, ha crecido y cada año crece más.

Una estrella de estas dimensiones y tan importante para la vida en la Tierra, no pasó desapercibida para las culturas de la antigüedad.

En Japón, país del Sol Naciente, es su emblema oficial, al que rinden homenaje desde hace milenios.

El Sol cuenta con diferentes capas que lo componen. Esta gran estrella posee una estructura compleja donde encontramos la fotosfera, la capa que vemos, que se calienta a una temperatura de 5 mil 726 grados centígrados.

Según los expertos, cada 10 mil millones de años se vuelve un 10% más brillante por lo que las condiciones de vida de la Tierra se complican.

Algún morirá y con él la vida en la tierra y en el resto de planetas conocidos de nuestro sistema.

Te podría interesar: 5 cosas que no sabías sobre las auroras boreales