¿Alguna vez has escuchado ese dicho que dice «el amor entra por la estómago»?, pues algo hay de cierto en esa frase y es por eso que a las parejas nos gusta demostrar el amor con comida.

Pero no solo a los enamorados, a las personas en general, amigos, familia, compañeros de trabajo. La comida siempre es un deleite reconfortante.

Alguna vez te ha pasado que cuando comes algún platillo te recuerda a tu infancia y de inmediato te remontas al lugar y con las personas con las que comías. Pues todo esto tiene un porque.

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La comida, un placer que enamora. Esta curiosa forma de dar cariño tiene sus motivos: cuando alguien se enamora o come algo que le gusta mucho, libera una sustancia llamada dopamina, un neurotransmisor responsable de llevar mensajes placenteros al cerebro y generar una sensación de bienestar. Por lo tanto, al combinar la sensación del amor con el placer de la comida, se generan sensaciones inolvidables.

Charles Spence, profesor de Psicología de laUniversidad de Oxford, tiene una teoría de que los placeres de la comida residen en el cerebro y no en la boca, por lo que define el acto de comer como una compleja experiencia multisensorial que reúne aromas, sonidos, colores y recuerdos, sensaciones que están presentes de forma significativa en nuestras relaciones amorosas.