Ciudad de México.- En septiembre y octubre de 2020 las instalaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) pasaron a ser una Casa Okupa, por la toma de movimientos feministas.

La fuerza femenina atacó al complejo por hartazgo en la toma de casos sobre violencia contra la mujer, y ahora se vive dentro de una manera pacífica.

Sin embargo, el caso de una joven ha revelado que el espacio que busca ser el refugio de la mujer también puede dejarla de lado cuando más se necesita.

Andrea Silveyra, relató en su cuenta de Facebook, el caso de desprecio y rechazado que sufrió en la casa Okupa, antes la CNDH.

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Menciona que estuvo 3 meses viviendo en el lugar y trabaja en el movimiento, pero empezó con problemas de disociación.

“Para finales de noviembre me hospitalizaron en el fray por primera vez. Y según yo tenía el apoyo de todas las que vivíamos ahí”, dijo.

Agregó que regreso a okupa cuando se sintió mejor, ya que no tenía otro lugar   donde ir, pero por crisis emocionales fuertes casi se suicida y tuvo que regresar al hospital y pensó tendría un refugio después.

“Ya no podía regresar a la okupa porque ‘en cualquier momento se va a matar y el problemón en el que nos mete’.  Ahí estaba mi ropa, dinero, tarjeta, teléfono, todo”, explicó.

Andrea señala que solo lucraron con su caso al publicarlo, pero ella no vio dinero de las donaciones, y así el caso de muchas más.