Ciudad Juárez, Chihuahua.— Lejos de llegar al edén prometido, sin cubrir sus necesidades básicas, la familia fracturada y eventos violentos que los pueden llevar a sufrir un trauma migratorio, dos mil 850 migrantes menores de edad esperan en México por asilo político en Estados Unidos.

De los migrantes retornados de territorio estadounidense a Ciudad Juárez, 30 por ciento son menores de edad acompañados por uno de sus progenitores; el otro se quedó en su lugar de origen, al igual que hermanos, abuelos y demás familia.

De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Migración (INM), Ciudad Juárez ha recibido el mayor número de retornados hispanoparlantes. El martes arribaron 288 que vienen a sumarse a los más de nueve mil 500 ya existentes. De este total, casi tres mil son menores de edad.

Sin saber lo que les depara el futuro, los menores de edad salen de sus lugares de origen aterrados por la realidad que les toca vivir, “nosotros estábamos amenazados”, dice Michelle, de 11 años.

Los menores de edad salen de sus lugares de origen con la ilusión de arribar a Estados Unidos, aprender inglés, tener mejores juguetes, casas y condición de vida, pero sus padres no les hablan de lo difícil que será la travesía, el trato que reciben en los centros de detención, las largas horas de encierro en un refugio o del riesgo de una separación.

Según especialistas en psicología, los efectos emocionales en esta situación sufren de un “trauma migratorio”, el cual está configurado esencialmente como un trauma de identidad con efectos sintomatológicos de angustia, ansiedad, tristeza e inseguridad.