Ciudad de México.- Junto a los miles de problemas que provienen del virus chino la economía aunque detenida en producción está muy activa en movimientos y esto representa que medio México quiera o necesite acudir a las sucursales bancarias. Con ello y gracias al plan de distanciamiento social como medida preventiva de contagio contra COVID-19, se entiende entonces que las filas con su debido distanciamiento o la famosa sana distancia sean gigantes.

Las filas para los cajeros automáticos pueden ser de entre 15 a 45 minutos mientras las filas para ser atendido dentro de la sucursal y por turno pueden rondar entre la media horas y las 4 horas de espera, dependiendo de la capacidad de espacio y atención de la sucursal.

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El problema se agrava si consideramos que muchas sucursales cerraron por completo y las que permanecen abiertas trabajan con el mínimo personal posible, además permiten el acceso de uno a uno en la atención lo que representa una prolongación en el tiempo de espera mucho mayor de lo normal, las filas a los alrededores de las sucursales pueden ser hasta de cuadras enteras.

Ofrecen gel anti bacterial en el acceso y con carteles preventivos dan la bienvenida a los desesperados clientes que no les queda de otra que la resignación a esta improvisada metodología de atención ante la emergencia sanitaria por COVID-19 en el país.