Después de que Ricardo Sánchez Berumen, el coordinador estratégico de Seguridad de Jalisco, expresara la posibilidad de que los cuerpos encontrados en una «ladrillera» en Lagos de Moreno pertenecieran a los jóvenes desaparecidos en agosto, se informó de otro trágico descubrimiento en la misma región.
El 24 de octubre, la policía local respondió a un aviso ciudadano que alertaba sobre dos hombres inconscientes en el camino que conecta la delegación Azulitos con la comunidad de Montoya, en Aguascalientes.
Al llegar al lugar, los agentes confirmaron la presencia de los cuerpos de dos individuos en el suelo, y solicitaron de inmediato la asistencia de los servicios de emergencia.
Los paramédicos, al llegar al sitio, lamentablemente confirmaron que ambos hombres habían fallecido, y se procedió a notificar a la agencia del Ministerio Público.
La Fiscalía de Jalisco anunció que se dirigieron al lugar para iniciar las investigaciones necesarias y el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses se encargó del levantamiento de los cuerpos y la recopilación de pruebas preliminares para esclarecer el caso.
Los cadáveres fueron llevados a la morgue para la realización de las autopsias pertinentes, y la identidad de los fallecidos se mantiene en reserva.
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