Un nuevo caso de violencia de género ha conmocionado a la ciudad de Gera, en el este de Alemania, luego de que un hombre prendiera fuego a su esposa en un tranvía este domingo. La víctima, una mujer de 46 años, resultó gravemente herida después de ser rociada con gasolina y prendida fuego por su esposo, de la misma edad.

De acuerdo con la información proporcionada por la policía de la región de Turingia, el agresor huyó del tranvía después de cometer el ataque, aprovechando que los pasajeros activaron la alarma para detener el vehículo. Mientras tanto, el conductor del tranvía acudió en ayuda de la mujer y logró extinguir las llamas con un extintor.

La víctima fue trasladada de urgencia al hospital en helicóptero, donde se informó que se encuentra en estado grave. La policía identificó al agresor como el esposo de la mujer, ambos de origen georgiano, y emitió una alerta solicitando la colaboración de la ciudadanía para dar con su paradero.

Las autoridades advirtieron que el fugitivo podría representar un peligro para la seguridad pública, por lo que instaron a los ciudadanos a no intentar aproximarse a él si lo encontraban. Gera, una ciudad con aproximadamente 90.000 habitantes, se encuentra sumida en el shock por este lamentable suceso.

Sanciones por este ataque

En Alemania, rociar gasolina a una persona puede ser considerado un acto extremadamente grave. Las sanciones dependerán de la intención detrás del acto y las consecuencias que cause. Las posibles sanciones incluyen:

1. Lesiones corporales: Si el acto de rociar gasolina causa daño físico a la víctima, podría considerarse una forma de lesiones corporales. La pena por este delito puede variar entre 6 meses y 10 años de prisión, dependiendo de la gravedad de las lesiones causadas.
2. Amenaza: Si el hecho de rociar gasolina tiene como objetivo amenazar a la víctima (sin causar daño físico inmediato), el acto se considera una amenaza. En este caso, la pena podría ser hasta 1 año de prisión o una multa.
3. Intento de asesinato: Si rociar gasolina se hace con la intención de causar la muerte de la víctima, por ejemplo, en un intento de encender fuego, se trataría de un intento de asesinato. Este delito conlleva penas severas, que podrían ser de hasta 15 años de prisión o incluso cadena perpetua, si se demuestra la intención de matar.

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