En un caso impactante en Newcastle, Reino Unido, un hombre de 53 años, Thomas Kwan, fue acusado de disfrazarse de enfermero para envenenar a la pareja de su madre, Patrick O’Hara, como parte de una disputa sobre la herencia.

Kwan utilizó un disfraz y simuló ser un profesional de salud administrando una vacuna contra el Covid-19, pero en realidad inyectó veneno. La madre de Kwan, Wai King, sospechó del ataque al reconocer la figura de su hijo. O’Hara sufrió graves heridas, incluyendo fascitis necrotizante, y Kwan admitió el acto, aunque alegó no haber querido matarlo.

Kwan preparó su plan con detalle, enviando cartas falsas del NHS para concertar la visita, lo que reforzó la credibilidad del engaño. Durante la visita, llevó a cabo una falsa evaluación médica antes de administrar el veneno. O’Hara comenzó a sufrir dolores intensos casi inmediatamente después.

La rápida intervención de Wai King al sospechar de su hijo fue crucial. Ella identificó el parecido del supuesto enfermero con su hijo, lo que ayudó a las autoridades a avanzar en la investigación. O’Hara fue sometido a cirugía para tratar los daños.

Kwan confesó haber inyectado una sustancia tóxica pero negó que su intención fuera matar. Afirmó que solo buscaba causar dolor moderado. Sin embargo, la fiscalía demostró que Kwan, un médico experimentado, tenía pleno conocimiento de las toxinas.

El caso reveló la obsesión de Kwan con la herencia, ya que su madre había decidido dejar su propiedad a O’Hara, algo que no sería efectivo hasta después de la muerte de este. Además, se descubrió que Kwan había espiado a su madre y a O’Hara, instalando cámaras en su hogar.