Un hecho alarmante sacudió recientemente al vecindario de Bay Shore, en Long Island, Nueva York, cuando una niña de tan solo 9 años fue brutalmente atacada por un perro de raza pitbull que, según denuncian los padres de la menor, se escapó sin control desde la vivienda de un vecino.

El caso no solo generó una fuerte ola de preocupación y temor en la comunidad local, sino que también reabrió el debate sobre la tenencia responsable de mascotas y las leyes que regulan a los animales potencialmente peligrosos.

La víctima fue identificada como Daniella Schlauch, quien se encontraba subiendo a un automóvil frente a su casa cuando el pitbull la sorprendió y la atacó sin provocación alguna.

El perro la sujetó con fuerza, sacudiéndola violentamente, y le provocó heridas graves en el rostro, cabeza, pie y mano. La pequeña fue trasladada de urgencia a un hospital, donde los médicos lucharon por salvarle el ojo derecho, que estuvo a punto de perder. También sufrió una conmoción cerebral, recibió cientos de puntos y grapas y fue sometida a una compleja intervención para reimplantarle parte de la oreja.

Los padres de la niña, Theresa y Pat Schlauch, no dudaron en intervenir para rescatarla, arriesgando su propia integridad para liberarla de las fauces del animal. “El perro no la soltaba. Fue como una escena de pesadilla”, declararon con angustia a medios locales.

Según trascendió, el dueño del pitbull logró separar al animal después del ataque, alegando que el perro había escapado por una puerta trasera sin cerradura ni cerca de seguridad. Este descuido, afirman los vecinos, no sería la primera vez que ocurre.

La familia Schlauch denunció que ya habían reportado comportamientos agresivos del perro anteriormente, y ahora exigen que se tomen medidas inmediatas y definitivas.

“El perro sigue en la casa de al lado. Mi hija está traumatizada. No podemos dormir sabiendo que el mismo animal sigue ahí”, declaró la madre.

El caso fue elevado a las autoridades, quienes citaron al propietario del pitbull. Se le ordenó que registre legalmente al animal y lo mantenga en cuarentena durante 10 días, como parte del protocolo sanitario para descartar rabia.

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