Daniel Reardon, un astrofísico de Melbourne, Australia, ha sido hospitalizado tras tratar de crear un aparato que evitara que las personas se tocaran la cara y, de esta manera, ayudara a contener la expansión del Coronavirus.

El científico, dice que basándose en el dato de que algunas personas llegan a tocarse la cara hasta 23 veces cada hora, a pesar de que ese gesto propaga los gérmenes, ideó un collar que avisaría cuando esta acción fuera a producirse.

Funcionó a medias.  El joven, se aburrió y,decidió comenzar a jugar con los imanes: primero se los metió en los oídos y luego en la nariz, dos dentro y dos fuera. Sin embargo, se quedaron atrapados permanentemente en su tabique.

El astrofísico explica que el problema comenzó cuando se quitó los imanes del exterior de la nariz. En ese momento, las piezas que estaban dentro del órgano se unieron, volviéndose inaccesibles con sus manos. Fue entonces cuando intentó usar el resto de imanes para recuperar los primeros, que estaban atascados. No funcionó, y el uso de otras herramientas tampoco.

Reardon tuvo que ir a un hospital cuando no pudo sacarlos él mismo. Él dice que los doctores y las enfermeras se rieron un poco, y eventualmente pudieron sacar a los pequeños magnetos de su nariz.

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