La ropa es de los principales contaminantes del mundo ya que su existencia supera la demanda y toda esa cantidad de prendas tiene que ir a parar a algún lugar, un cementerio de ropa desechada.

En varias partes del mundo se registran zonas donde las telas de vestir van a parar sin que nadie se las haya puesto nunca o si acaso han tenido un solo dueño, pero se ha registrado el cementerio más grande de todos.

En el desierto de Atacama en Chile ha sido destinado más de 59 mil toneladas de ropa anuales que entran por la zona franca del puerto de Iquique, en la región de Tarapacá.

Es ropa fabricada en China o Bangladesh, y comprada en Berlín o Los Ángeles, antes de ser desechada. Al menos 39 mil toneladas terminan como basura escondida desierto adentro en la zona de Alto Hospicio.

Sobre el paisaje desértico hay manchas de todo tipo de basura, y muchas son de ropa, carteras y zapatos. Irónicamente sobresalen botas de lluvia o de sky en una de las zonas más áridas del mundo.

Población chilena y hasta inmigrantes pasan al cementerio de ropa para escoger nuevas prendas según la temporada o sus necesidades.

Para acabar con dicha contaminación es necesario dejar de consumir “moda tóxica”, aquellas marcas (SHEIN, H&M, Bershka, entre otras) que generan prendas en masa, barata, de uso medio y que son creadas por niños en pésimas condiciones laborales.

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Fotos: Debate