Con la llegada del virus chino COVID-19 a México todo cambió casi de inmediato, esto aplica para los sectores de servicios así como la sociedad en general, desde marzo los cines no han vuelto a ser lo mismo.

Si bien las salas de cine no son todo lo que el séptimo arte representa sí son parte de la cultura colectiva de una región o sector social ya que ir al cine para pasar un buen tiempo con familia, amigos, pareja o de manera individual representa recreación en muchos sentidos.

Las salas de cine comercial como Cinépolis ya reabrieron sus puertas en la mayoría de los estados de la república mexicana pero lo hicieron con extremas medidas de seguridad para evitar el contagio de Coronavirus tanto entre clientes como entre los colaboradores.

Los conjuntos que normalmente exhibían las cintas una detrás de la otra con 10 o 15 minutos de diferencia entre el final de una proyección y el comienzo de otra función en la misma sala ahora han cambiado por protocolo.

Ahora pueden ser hasta 40 minutos de diferencia el lapso entre una proyección y la otra esto debido a que las medidas de limpieza se convirtieron en rigurosas y a detalle.

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La respuesta para algunos usuarios ha sido refugiarse entre las proyecciones personales, es decir en su casa e intentar adquirir el equipo necesario para transformar la experiencia de ver pelis en casa a una que se asemeje a verlas en el cine.

El protocolo incluso vuelve más tedioso el adquirir palomitas, nachos, crepas y demás complementos de comida para acompañar ese momento mágico en el cine.

Cinépolis y Cinemex son las más grandes y populares salas de exhibición de cine comercial en México y entre ellos compiten por ganarse la preferencia del público, pero no ha vuelto a ser lo mismo la experiencia en los cines desde el que el virus entró al país.