Mackenzie Scott, quien estuvo casada con el fundador de Amazon, Jeff Bezos, durante 25 años, ha donado más de $ 4 mil millones en los últimos cuatro meses a cientos de organizaciones y organizaciones benéficas, en particular a bancos de alimentos y fondos de ayuda de emergencia en todo Estados Unidos.

Un mes después de su divorcio del hombre más rico del mundo, Scott firmó el Giving Pledge, una iniciativa impulsada por Bill Gates y Warren Buffett hace una década, y prometió regalar sus miles de millones «hasta que la caja fuerte esté vacía».

Te podría interesar: Abuela solitaria recibe más de mil tarjetas de Navidad

Este julio, comenzó a cumplir su promesa, y GNN informó que ya había donado 1.7 mil millones de dólares de su fortuna que se valúa en 60 mil millones a 116 organizaciones benéficas.

La semana pasada, Mackenzie Scott de 50 años anunció que había regalado aún más dinero. Desde el verano, la tercera mujer más rica del mundo ha donado más de 4,15 mil millones a 384 organizaciones en Puerto Rico y los Estados Unidos, llevando sus donaciones de 2020 hasta ahora a 6 mil millones de dólares.

Según el New York Times, estas donaciones «podrían estar entre las más entregadas directamente a organizaciones benéficas en un solo año por un donante vivo».

En una publicación de blog que comienza con un poema de Emily Dickinson, Scott, un novelista elogiado y filántropo, escribe: “Esta pandemia ha sido una bola de demolición en las vidas de los estadounidenses que ya están luchando. Las pérdidas económicas y los resultados de salud han sido peores para las mujeres, para las personas de color y para las personas que viven en la pobreza. Mientras tanto, ha aumentado sustancialmente la riqueza de los multimillonarios «.

Scott continúa diciendo que ha estado trabajando con un equipo de asesores para ayudarla a acelerar sus donaciones a organizaciones que necesitan apoyo inmediato frente a la crisis de COVID.

Utilizando un «enfoque basado en datos» para identificar organizaciones con equipos de liderazgo sólidos y prestando «especial atención a las que operan en comunidades que enfrentan una alta inseguridad alimentaria proyectada, altas medidas de desigualdad racial, altas tasas de pobreza local y bajo acceso a capital filantrópico.