Reflexiones

Batallando con la obsesión

23/10/2019 - Hace 5 años en Internacional

Batallando con la obsesión

Reflexiones | 23/10/2019 - Hace 5 años
Batallando con la obsesión

La obsesión es un hábito emocional dañino.
Tiende a aumentar desproporcionadamente la importancia de una persona, un objeto o una experiencia y de paso destruye nuestro criterio.

La obsesión puede ocupar de forma irracional, gran parte de nuestras horas activas.
Es como una semilla que crece como una planta gigante, ocupando nuestra mente y eliminando los buenos pensamientos.

Algunas personas viven obsesionadas por la culpa y el resentimiento.
Noche y día reflexionan sobre cierta ofensa real o imaginaria que infligieron o recibieron de alguna persona.
En casos extremos, algunas personas obsesionadas con otras, están dispuestas a ofrecer su vida entera por un amor frustrado.

En el fondo de casi todo mal hábito emocional se halla un pensamiento equivocado. Cuando nos obsesionamos con una persona o con una situación, estamos pensando de forma errónea.

En las obsesiones, el error es la distorsión. Aumentamos de forma desproporcionada el objeto de nuestra obsesión.

El primer paso para romper con este mal hábito emocional consiste en hacer que el objeto de la obsesión recobre su tamaño normal.

¿Cómo podemos romper con este mal hábito?
Fuerza tu mente a que no utilice su energía alimentando tu obsesión y a que la desplace a otra tarea, haz algo que te exija concentración.

Si estás en la cama y no puedes dormir a causa de tu obsesión, llama a un amigo y cuéntale lo que te está molestando.
Tu amigo no necesariamente te dará una respuesta. Sin embargo, el mero hecho de hablar del problema, escuchar tus palabras en voz alta tal vez te demuestre cuánto has estado exagerando. Hablando con un amigo desaparece la idea de que estás solo luchando con tus pensamientos.

Establece un límite de tiempo para tu obsesión.
Puedes decirte a ti mismo: «Hoy la obsesión durará quince minutos sin interrupción.
Al cabo de este tiempo bajaré el telón. Se acabó el tiempo.
Es entonces la hora de buscar, distracciones positivas que te ocupen la mente y ahoguen la obsesión.

Pensemos que una obsesión es como un globo que se nos hubiera metido en la cabeza. Lo hemos inflado tanto que ocupa más espacio del que debe.
Deja fuera otros pensamientos en los que deberíamos estar pensando. ¿Qué podemos hacer?
Pues desinflar la obsesión y devolverle su tamaño normal.

«Deja que la obsesión muera de hambre».

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