Cuando la vida nos obliga a improvisar
A veces, cuando menos lo esperamos, la vida nos obliga a improvisar, a romper nuestros viejos guiones y lanzarnos a un mundo incierto. Ahora, ¿por dónde empezar a improvisar?
Muchos nos insertamos en una cotidianidad fija, como quien viaja por el raíl de un tren sabiendo cuál es su siguiente parada. Sin embargo, en ocasiones, llegan los altos en el camino, los cambios de sentido y esas incidencias que nadie espera ni llega a prever.
Admitámoslo, esta dimensión no suele estar bien vista. No falta quien señala aquello de que quien improvisa es porque no tiene un plan, porque no cuida sus previsiones, sus planes e incluso sus responsabilidades. Porque dar el paso hacia lo imprevisto sin manual de instrucciones ni paracaídas puede ser toda una temeridad, es cierto…
En tiempos inciertos cada uno de nosotros estamos más que obligados a habilitarnos en este curioso pero maravilloso arte: el de la improvisación. Todos somos actores en un teatro sin guion donde el director es el propio destino. En ocasiones, nos trae calma y, otras veces, gusta de escribir para nosotros un papel algo más problemático y desafiante. ¿Qué podemos hacer en estas situaciones?
Más aún… ¿cómo se aprende a improvisar en la vida?