Señoras y señores:

Usen protector solar. Si pudiera darles un solo consejo para el futuro, les diría
que usen protectores solares. Sus beneficios han sido comprobados por los
científicos, mientras que el resto de mis consejos no tienen más fundamento
que mi experiencia.

He aquí mis recomendaciones:

Disfruten del poder y la belleza de su juventud. Bueno; no me hagan caso.
No conocerán el poder y la belleza de su juventud hasta que se hallan
marchitado. Pero, créanme, dentro de 20 años, cuando vean sus fotos,
recordaran lo bien que estaban. No están tan gordos como creen. No se
preocupen por el futuro. O preocúpense, si quieren; pero tengan presente
que no les servirá de nada. Los problemas reales suelen sorprendernos
a las cuatro de la tarde de un martes cualquiera.

Canten.

Una vez al día hagan algo que los asuste.

No hieran a los demás.

No permitan que los demás los hieran a ustedes.

Recuerden los elogios y olviden los insultos.

Conserven las cartas de amor viejas. Los extractos bancarios viejos,
tírenlos a la basura.

No se sientan mal si no saben que harás con su vida. Conozco gente de
40 años que aún no sabe que va a hacer.

Traten bien a sus rodillas. Las echaran de menos cuando ya no funcionen.

Quizá se casen, quizá no. Quizá tengan hijos, quizá no. Quizá se divorcien
a los 40 años, quizá bailen en su 75 aniversario de boda. Hagan lo que hagan
ni se feliciten ni se lo reprochen demasiado. Sus decisiones están dictadas
en un 50 por ciento por el azar.

Lean las instrucciones, aunque no las sigan.

Conozcan a fondo a sus padres, nunca se sabe cuando se irán.

Sean amables con sus hermanos. Ellos son nuestro mejor vínculo con el
pasado y quienes con más probabilidad seguirán cerca de nosotros.

Entiendan que los amigos van y vienen, pero hay unos cuantos a los que no
querremos perder. Mientras mayor es uno, más necesita a las personas que
le conocieron en su juventud.

Viajen.

Acepten las siguientes verdades, inmensas como una pirámide: Los precios
suben Los políticos engañan. También nosotros envejeceremos y, cuando
esto ocurra, creeremos que en nuestra juventud los precios eran razonables,
y los políticos honrados, y que los jóvenes respetaban a sus mayores.

No esperen que nadie los mantenga.

Tal vez hagan una cuantiosa inversión bancaria. Tal vez se casaran con una
persona acaudalada. Sin embargo, ambas vetas pueden agotarse en cualquier
momento.

No se hagan demasiadas cosas en el pelo, pues cuando lleguen a los 40
parecerán de 85.