Llegó el momento en el que me tuviste que decir adiós, no estaba preparado para una despedida, pues en el amor, apenas comenzaba, me fue difícil y con lágrimas en los ojos acepté su decisión, me traté de aferrar un poco a ti, por miedo, por temor, por no querer salir de la comodidad que había logrado encontrar. No lo niego, mientras estuvimos juntos era feliz, pero pronto entendí que la vida es así y que para crecer se debe soltar y seguir adelante.

Me decían que no volteara hacía sobre mi hombro, pero te soy honesto, fuiste difícil de olvidar.

Pasaron los años y los caminos seguían paralelos, yo veía cómo te realizabas y cumplías las metas que me llegaste a contar y yo, simplemente continúe el camino, pues sabía que voltear o volver nunca estuvo en tus planes.

La vida siguió, crecimos y de pronto llegó esa llamada que me hizo regresar al pasado.

¿Quiéres volver?, sin dudarlo mi respuesta fue sí; recuerdo que inclusive aun no me decías bajo que condiciones y circunstancias, pero mientras hablabas, en mi mente se repetía el si cada vez más fuerte y cada vez más seguro.

El regresar no fue fácil, un par de preguntas, un par de «exámenes» y ¡BUM! de nuevo estábamos juntos.

Cuando te volví a encontrar, me asusté, me dio miedo el darme cuenta que te habías convertido en un gigante, diría que eras un monstruo a comparación de hace 10 años…. (continuará).