Riqueza y abundancia en el hogar
Un hombre rico tenía un hijo, el cual era soberbio y mal agradecido, todo el tiempo el muchacho humillaba a quien se le pusiera enfrente y no aceptaba ningún tipo de consejo, él siempre creía tener la razón en todo.
El hombre al ver la actitud de su hijo tomó la decisión de enviarlo a vivir al hogar de un humilde agricultor. Al pasar un mes el hijo regresó a su hogar. El hombre rico le preguntó a su hijo: ¿acaso ahora aprecias todas las comodidades y riquezas que tienes aquí?
A lo que el muchacho respondió: La familia con la cual estuve, es mucho más rica que nosotros, ellos disfrutan comiendo juntos lo que han plantado. Y siempre parecen tener tiempo los unos para los otros, a pesar de su pobreza todo el tiempo viven felices y sobre todo ellos se aman y lo demuestran a diario.
Hay quienes pretenden ser ricos, y no tienen nada; hay quienes pretenden ser pobres, y tienen muchas riquezas.
Una de las peores crisis que están viviendo las familias es la pobreza de amor. A diario podemos ver casos de familias en las cuales los padres tratan de sustentar el aprecio y amor que necesitan sus hijos, con regalos o satisfaciendo sus caprichos, cometiendo un grave error, pues no llenan ese vacío. Como resultado vemos jóvenes y adultos desorientados, que no encuentran un sentido a su vida, tratando de llenar ese amor que les fue negado en sus hogares con adicciones y vidas desenfrenadas, no sabiendo valorarse a sí mismos.
El deseo de Dios siempre ha sido que los hijos crezcan dentro de una familia sana donde sea rica en amor, comprensión, disciplina y aprecio, en la cual su amor sea el pan diario. Lastimosamente la familia ha sido distorsionada por diferentes aspectos que han llevado a su deformación parcial o total y el amor se pierde poco a poco.
Pero no todo está perdido, Dios quiere que ahora tú como padre o madre de familia o hijo puedas traer riqueza eterna para tu hogar, para eso debes sembrar la pequeña semilla del amor y permitirle germinar con pequeños detalles de afecto, comprensión y perdón hasta que su follaje crezca y proteja a tu familia de todo lo que intente destruirla.
Busca en Dios la verdadera riqueza y abundancia para tu hogar, no de bienes sino de amor.