Solo por hoy
Solo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver los problemas de mi vida todos de una vez.
Solo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto. No criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie, sino a mí mismo.
Solo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no solo en el otro mundo sino en éste también.
Solo por hoy dedicaré 10 minutos de mi tiempo a una buena lectura, recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, la buena lectura es necesaria para la vida del alma.
Solo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten a mis deseos.
Solo por hoy haré una buena acción y no le diré a nadie.
Solo por hoy haré una cosa que no deseo hacer, y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.
Solo por hoy me haré un programa detallado. Quizás no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.
Solo por hoy creeré firmemente – aunque las circunstancias demuestren lo contrario – que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nada existiera en el mundo.
Solo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad.
Recordaré hacer durante doce horas lo que me descorazonaría si pensase tener que hacerlo durante toda la vida.