Con todo y lo deliciosos que son los orgasmos, tenerlos no es la única forma de tener una sexualidad plena. Sentir placer, sí. Conectarnos realmente con las sensaciones, movimientos y situaciones que nos generan éxtasis, implica explorar lo que nos gusta y lo que no, conocernos y consentirnos a nosotras mismas.
1. Repite conmigo: relajación, relajación…
Si estás estrenada pensando que tu vida sexual es un desastre ya empezamos mal. El sexo es un acto placentero, íntimo y divertido, volverlo una tarea con un objetivo le quita todo el gusto. Deja de pensar tanto y permítete explorar y disfrutar.
2. Conócete
Acaríciate, tócate, intenta con distintos ritmos e intensidades. Ensaya diferentes posturas y lugares. Explora cada rinconcito de tu cuerpo y ve tomando nota mental de lo que se siente bien (y lo que no).
3. Invierte en un buen juguete sexual
Hay que superar la idea de que un consolador es algo que compran “esas mujeres”, las libertinas o que va a reemplazar a la pareja. Ni lo uno, ni lo otro, tener un buen juguete sexual es un regalo que nos hacemos a nosotras mismas y para nuestra pareja.
Los hay de todos los tamaños materiales y formas, así que busca el más apropiado para ti.
5. Habla con tu pareja
Una vez has descubierto lo que te gusta y no sexualmente, busca la forma verbal o no verbal de comunicárselo a tu pareja. Asumir que la persona que tenemos al lado puede leer mentes es un error fatal que se paga, la mayoría de las veces, con el resentimiento y una sexualidad reprimida. No esperes que el otro lo sepa todo de ti, ¡Muéstraselo!