Quizá no te falten recursos, pero enlistamos cosas muy excitantes para cuando él se quita la ropa:
Inventen un nuevo juego en el que tú le ordenas qué haga sin decirle una sola palabra. Que comience a besarte y acariciarte y, cuando algo te guste realmente, oprime suavemente su pene con tu mano.
Párate detrás de él mientras rodeas su abdomen con una mano y con la otra toma su pene, tal como él lo hace cuando se masturba. Acarícialo mientras besas su nuca y su espalda.
Ellos prefieren arriba. Dale un extra estando ambos sentados, que sus caras se toquen y puedan deslizar sus brazos por el cuerpo del otro, no dejen de besarse.
Que el sexo oral adquiera una nueva dimensión si pones especial atención en acariciar su trasero mientras lo haces. Que tus movimientos se acompasen con tus manos recorriéndolo.
Dale un nuevo número, el 77, que se logra en la famosa posición de cucharita, debido a la forma que toman sus cuerpos. Puedes aprovechar que tendrás las manos libres para acariciar su punto G.
Háblale muy sucio, puedes comenzar con un ronrroneo, seguido de varios «mmm»… después desátate, ve perdiendo inhibiciones mientras le dices si realmente le gustaría tener sexo ahora.
Busca su punto G, puede ser mientras le das sexo oral o si está dentro de ti. Se trata de la próstata, una pequeña glándula que puedes estimular si acaricias la franja entre sus testículos y el ano.
Exploren nuevos horizontes, sálganse de la recámara y pónganse creativos en la mesa de la cocina, todas y cada una de las sillas del comedor, el patio trasero, la sala, sobre la lavadora encendida.
Dale un mejor motivo para mirar, comienza a autoerotizarte y déjale la puerta abierta para verte, ya sea que quiera sumarse o prefiera permanecer como espectador, de todas formas lo harás ganar.
Ten un festín sobre su cuerpo, consigue comida deliciosa, como fresas, crema batida, chocolate, mantequilla de avellana, y disfrútala entre besos por su pecho, su abdomen, sus piernas, etcétera.
Tomen un baño muy sensual, que el vapor empañe todos los espejos y el agua caliente acaricie sus cuerpos. Este espacio es ideal para un montón de besos apasionados y caricias húmedas.
Saquen su lado salvaje y hagan el amor de pie. Que te sostenga contra la pared, de frente, con sus brazos y rodéalo con tus piernas para que te penetre. Le encantará ver cómo se mueven tus pechos.