Tener sexo con tu chico ¿pero sin tocar su piel ni sentir sus labios? Parecería de locos. Pero si el cerebro lo cree y la conexión es tan o más fuerte que en las artes presenciales, ¿quién puede decir que no sucedió?
Romper tu orgasmómetro personal y sentirte deliciosamente kinky y avant-garde también es posible. La comunicación sensitiva a distancia nos da mucha más cercanía de la que nuestros cables pueden entender. Para demostrártelo, te damos herramientas superdivertidas para hacerlo como una pro.
Ciberclímax desde el otro lado del mundo
De acuerdo con el psicólogo Louis Roche y el especialista en impacto de nuevas tecnologías Yannic Chatelain, en su libro In Bed With The Web, las relaciones virtuales pueden tener matices de mayor intensidad que las físicas.
Bueno, dirás: «Solo soy yo autoerotizándome para él ante una camarita», pero puede ser más que eso en el plano emocional. El punto es ¿cómo aderezarlo? Para ellos, ver es la celebración; a nosotras nos gusta escuchar lo que sienten, lo que provocamos. ¿Te sientes muy expuesta? Ponle más misterio y jueguen roles; disfrázate y usa un antifaz que vaya perfecto con tu lencería, así cuidas tu identidad (uno nunca sabe). Y claro, puedes invitar a uno que otro de los siguientes juguetitos para que no te sientas tan a solas.
Tócame de lejitos
En 2012, Snepo–Interactive Software for Humans creó los Fundawear, nada menos que bras y tangas, y bóxers para ellos, con sensores de vibración que pueden ser controlados de forma inalámbrica a través de una aplicación desde tu cel, aunque estén de costa a costa.
Solo te conectas a través de la app con tu chico y tocas la pantalla. Tu tacto divino reproducirá la vibración en sus bóxers en la zona que indiques, al tiempo que se observan, como en una video llamada, y él puede ver tus reacciones cuando sus dedos se deslicen por tu bra o partes muy interesantes de tus panties de sensor.