El orgasmo simultáneo no es un mito. Muchas de las premisas en las que se sustenta la idea de que es imposible que el hombre y la mujer tengan orgasmo juntos, son erróneas.
La primera, que la mujer no puede alcanzar el orgasmo vaginal. La segunda, que la mujer necesita mayor estimulación previa para alcanzar el orgasmo que el hombre. La tercera, que no es posible controlar la fase meseta. Y aún en el hipotético caso de que fueran ciertas, considerar que los millones de personas que afirman que han experimentado orgasmos simultáneos con su pareja mienten, es como afirmar que el orgasmo no existe porque no lo hemos experimentado.
el reflejo del orgasmo en la mujer se manifiesta en las contracciones de los músculos que rodean a la vagina, aunque se inicia al estimular la zona del clítoris. Pero la estimulación directa del clítoris durante el coito no siempre conduce al orgasmo a pesar de que la mayoría de las mujeres sí tienen uno cuando se les estimula el clítoris, ya sea con la masturbación, ya sea con un cunnilingus.
Helen S. Kaplan ha ideado esta técnica a la que bautizó con este nombre porque crea un “puente” entre el clítoris y la vagina, un vínculo entre el orgasmo conseguido mediante la estimulación directa del clítoris y el conseguido por la estimulación de los puntos erógenos que se encuentran en la vagina.
La base de la maniobra del puente radica en estimular el clítoris durante el coito hasta que se siente cercano el orgasmo; en ese momento se deja de estimular el clítoris y se continúa con los movimientos de penetración. Éstos, pondrán en funcionamiento el reflejo del orgasmo y la mujer tendrán orgasmo. Con la práctica, este puente entre el clítoris y la vagina se irá estrechando de modo que llegará un momento en el que el reflejo del orgasmo estará bajo el control de la voluntad.